El aerógrafo es una herramienta muy potente que nos proporciona trabajos impolutos en poco tiempo si sabemos manejarlo. Pero como toda herramienta, debemos conocerla y saber como cuidarla.
Existen dos tipos de aerógrafos según la acción de su palanca.
El de acción simple, en el cual la pintura y el aire salen a la vez, con una relación constante. El gatillo tiene la única función de permitir la salida del aire.
El de doble acción, el gatillo tiene dos movimientos independientes. Presionando hacia abajo se controla la salida de aire, presionando hacia abajo y hacia atrás se logra la mezcla de aire y pintura. A medida que se retrocede con el gatillo se empieza a suministrar más pintura al flujo de aire y más grueso es el pulverizado.
Existen dos tipos según su alimentación de pintura:
El de alimentación por gravedad, el deposito esta situado encima del aerógrafo y la pintura cae en la punta.
El de alimentación por succión, el deposito esta situado bajo el aerógrafo y la pintura es succionada por el aire.
Existen dos tipos según su alimentación de pintura:
El de alimentación por gravedad, el deposito esta situado encima del aerógrafo y la pintura cae en la punta.
El de alimentación por succión, el deposito esta situado bajo el aerógrafo y la pintura es succionada por el aire.
RECOMENDACIÓN SEGÚN NECESIDAD:
Yo suelo recomendar estos dos aerografos según la necesidad de cada uno (lo mismo que no suelo recomendar a un novato un coche nuevo, sino uno de segunda mano):
AB-300: Aerógrafo de doble acción por gravedad. Muy sencillo de utilizar y de limpiar.Ideal para empezar a practicar con esta herramienta. Su coste oscila los 30€.
Hansa 281: Aerógrafo de acción simple por gravedad. Dispone de un regulador en el extremo para regular la salida de aire y pintura. Pertenece al rango de la Linea Hansa Superior. Su coste oscila los 140€.
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